Autonomía y Transición Energética

El gran reto de Europa: autonomía y transición energética

Cuando se trata del tema de la “energía” hace años que somos conscientes de que hay que cambiar la producción y el consumo de energía para luchar contra el cambio climático. Desde que comenzó la guerra en Ucrania, se ha puesto de manifiesto otro hecho importante: La gran dependencia energética de Europa del gas y el petróleo rusos.

El 45% del gas consumido en 2021 procedía de Rusia, principal proveedor por delante de Noruega (que aporta alrededor del 20%) y Argelia (alrededor del 15%). Mientras que en el caso del petróleo, supone alrededor del 25% de lo que se importa.

La Unión Europea se ha marcado un objetivo claro: la desconexión total de los combustibles fósiles procedentes de Rusia, tal y como ya han anunciado otros países como EEUU y Reino Unido. En la mesa ya hay una fecha para esta meta: 2027. Sin embargo, a corto plazo no es fácil reducir esta dependencia energética, para conseguirlo las energías renovables juegan un papel relevante.

La Comisión Europea presentó en marzo el Plan REPowerEU con el que pretende reducir en dos tercios las importaciones procedentes de Rusia antes de que acabe el año. Entre las propuestas destacan:

  • Apuesta por la energía solar y eólica.
  • Mayor producción e importación de biometano e hidrógeno verde.
  • Incremento de la eficiencia energética al 13% (actualmente este porcentaje se sitúa en el 9%).
  • Diversificación del suministro de gas mediante un aumento de las importaciones de gas natural licuado (GNL).
  • Construcción de gasoductos que importen gas de proveedores no rusos.


El protagonismo de las energías renovables

Las energías renovables se han convertido en la principal alternativa a los combustibles fósiles procedentes de Rusia. Antes de la guerra de Ucrania, Bruselas ya había apostado por un aumento de este tipo de energía en el plan “Fit for 55” para luchar contra el cambio climático. En esta propuesta, el objetivo era que el 40% de la energía consumida en la UE en 2030 proviniera de fuentes renovables (solar, eólica e hidráulica principalmente), frente al 22% de 2020. Ahora, en este nuevo contexto, este porcentaje podría ser superior.

Por lo tanto, las energías renovables además de sus conocidos beneficios ambientales, aportan a Europa una mayor seguridad y autonomía energética. Y al margen de estas ventajas, otro de los argumentos favorables a este tipo de energías, es su precio. En 2019, los países de la UE gastaron más de 200.000 millones de euros en importar petróleo y gas natural ruso. Para ponerlo en perspectiva esta cantidad corresponde al 1,5% del PIB de la Unión Europea. Además, en el último año, el precio del gas se ha disparado, provocando también un aumento de la inflación.

Las energías verdes son recursos autóctonos que ya tenemos en Europa, lo que nos hace más independientes, y, además, su precio es menos volátil. La energía solar es una de las mejores posicionadas en la Unión Europea. Según datos del último Barómetro FotoVoltaico de EurObserv’ER, el observatorio de las energías renovables de la Comisión Europea, el parque solar de la UE creció en 2021 un 24,9%. Sin embargo, el dato más destacado es que 2021 fue el año en el que se instaló un mayor número de nueva potencia neta.

Para seguir ampliando la cuota de energía solar nos enfrentamos a dos grandes retos:

  1. Primeramente aumentar el consumo de este tipo de energía allí donde se produce, como es el caso de las comunidades energéticas.
  2. Luego mejorar la capacidad de la red para que no se vea afectada por este aumento energético. Si trabajamos en ello, podremos cumplir las fechas fijadas por la Unión Europea.


España en una situación privilegiada

Dentro de Europa, España es uno de los países mejor posicionados por su baja dependencia del gas ruso. Además, como ha destacado la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, “España tiene un porcentaje de energías renovables impresionante”.

Su objetivo para los próximos años todavía es más ambicioso. En 2020 se presentó el Plan Nacional de Energía y Clima que tiene como objetivo que el 74% de la energía eléctrica en 2030 sea verde.

La nueva situación en Europa ha supuesto un importante cambio de las relaciones geoeconómicas y ha situado en el epicentro al sector energético y a las materias primas. La Unión Europea se ha propuesto un objetivo claro: la independencia energética total de Rusia.

A medio y largo plazo, la principal alternativa para conseguir esta desconexión es el impulso de las energías renovables, con la energía solar y la eólica al frente.